Preguntas
Pregúntale a las hojas por qué las nubes olean
cuando caen los párpados de los árboles, por qué las manos tiemblan cuando
tocan tus lágrimas y dentro de mí llueve abril con sus ocasos indiferentes
sobre los parques; pregúntale a mis llagas
por qué el humo se pasea por debajo de nuestros rencores y brota como barco de papel en el aire y sólo
te tengo a ti, con tus labios de flor que envejecen, con tus ojos de agua y
tierra, con tu lentitud para ver la luna en el sueño de las hadas ciegas.
Pregúntale a Dios por qué con el tiempo nos
vamos entristeciendo con arrullos de soledades de puertas ajenas, con charcos
que no reflejan nuestros rostros tiesos de lodo y frío.
Cuando lleguen las albas silenciosas y de la
tierra no florezca nada más que perfume de piedras abandonadas, pregúntale a
mis huesos por qué en día lluviosos hueles mi nombre.
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