viernes, 29 de abril de 2011

poemas obesos para adelgazar




Hace tres años perdí la vida. Corría por el parque cerca de casa, en esos días tenía mucho estrés y pesaba lo mismo que hoy peso 136 kilogramos; corría a buena velocidad, a pesar de mis kilos de más el deporte se me daba bien, siembre había jugado futbol soccer y americano, había estado en el gimnasio, pero eso sí nunca tuve una dieta reductiva y comía de todo, asimismo bebía cuando me placería, no se diga de las drogas, mmm que delicias. Corría y de la nariz de la sangre brotaba, me sentía muy mareado atrás de mí una señora me seguía los pasos.
Cada vuelta al deportivo es de 1200 metros, por lo general daba tres o cuatro, ese día sólo di dos y me quedé parado, dejando que la sangre cayera en el sitio donde me quede inmóvil, la señora que me seguía nunca me alcanzo hasta ese momento y a pasar a lado de mí sólo volteo a verme y rió, ella siguió su camino y a pocos metros ya no la vi, desapareció.
La sangre había manchado la sudadera, salí del deportivo, me dirigí hacia mi casa, no podía caminar, el aire me faltaba, el corazón se encontraba en 150 latidos y aumentaba, llegué a la casa, pensé que necesitaba algo de azúcar y me comí una cucharada de miel, error. Sentado en la sala de mi casa vi oscuridad y el silencio era total, me levanté como pude, grité, mi madre salió y me vio pálido, le toco a mi vecina, ella es enfermera, me tomó la presión, 240 la alta 120 la baja, me puso una pastilla de enalapril bajo la lengua y me llevaron al hospital. He viajado mucho durante toda mi vida, pero ese viaje de 2 kilometros de mi casa al hospital fue largo, vomité en el taxi, el taxista ni se enojo, él hizo lo que pudo para esquivar el tráfico de Mixcoac a las siete de la mañana.
Me recibió un doctor residente, al verme tuvo más miedo que yo, en ese momento sabía que la muerte era inminente, ya no podía hablar, sentía mucha angustia, el electrocardiograma dictaba que me faltó oxigeno, ya no me pude mover en la plancha y ahí empezó el golpe final. Creo haber visto a mi madre llorar, las monjas enfermeras rezando, inyecciones en el pecho, sólo creo haber visto eso, en realidad no lo sé.
Desperté en un cuarto, conectado de muchos aparatos, ya había llegado un cardiólogo y un internista, les escuché decir: es un milagro, nadie tan joven soporta un infarto.
30 segundos muerto, después cuando salí del hospital me dieron una dieta de la mierda y muchas pastillas que hasta hoy tomo, me hicieron bajar 36 kilos y se me bajo mucho la presión que casi vuelvo a morir.
Eso fue un 25 de abril de 2008, y hoy un 29 de abril pude llegar a la meta, 136 kilos, sigo con mis problemas de presión arterial, en aquel entonces se me subió la presión por el estrés cotidiano y desde entonces se sube y se baja según le dé la gana.
Me deje subir de peso para demostrar algo, y es que vivir con dietas y sin alcohol no es buena vida, ¿pero por qué alguien con problemas cardíacos se deja subir de peso si esto trae consecuencias como los triglicéridos y el colesterol? El propósito de subir de peso es bajar de peso con poesía, haré un libro llamado: “POEMAS OBESOS PARA ADELGAZAR”. Considero que la poesía lo puede todo, es mágica y para ver mi desempeño me tomaré una foto por cada poema que haga y pondré los kilos que voy bajando.
Así empezare esta rutina y espero que quienes lean los poemas bajen de peso y manden sus fotos para dar inicio a un movimiento mundial que consiste en cambiar lo que no nos gusta o nos hace daño por medio de la poesía.
Arturo Sodoma

3 comentarios:

Selene Ortega dijo...

Estás más gordo. Éxito con ese poemario.

Selene Ortega dijo...

Vivir, ¿por qué?

Rodolfo Perez Mendoza dijo...

Soy tu fans estimado Hamburgueso.

Atte. Compañero Secundaria 10 turno vespertino generación 90-93.