Todo me
remite a ti:
Las coladeras
por donde se suicidan las hormigas
Los
andenes (los trenes son ráfagas sin
destino con dirección ausencia)
las mañanas
del domingo ( todos odiamos los domingos
yo no quiero
ver el amanecer )
La espuma de
la cerveza
la piedra
el humo
la llave
eres todo y
la última hoja
y el cielo y
la distancia
Eres un
charco
también la
lluvia
Eres clavel y
el llanto del niño que busca la muerte
la palabra y
el acento
por donde
camino encuentro tus ojos
Hoy fui al
precipicio y te divisé en la lejanía
Volabas y
caíste para pescar un silencio que sólo el mar entiende
Dentro de un
ramaje
el nido de
una golondrina se desparrama por el aire
Aire y nido
me remiten a ti
El dolor de los que no saben volar
y se azotan
en el piso
La flor que
nace reverenciando al sol
y que en su
tallo las gotas las desnudan
El ir y venir de las nubes
El gato sordo
que ya no me ve
que ya no me ronronea
Hasta el cimiento del árbol que
se desprende para dejar su espacio a un miedo futuro
La hoja que deja su rama
La última hoja
Sin inmutarse el destino me aguarda en el
callejón tu sonrisa
Ladrillo que sube a descifrar el
cráneo de dios y que le pregunta:
¿Cuántas sonrisas tiene el color
de la sangre
cuántas sonrisas saben a cemento
cuántos ladrillos te besan?
Dios no habla con ladrillos
No reconoce a sus semejantes
Él sólo habla con el silencio
Tampoco respira de la desdicha humana
ni
besa con labios de polvo la muerte
de sus hijos
La muerte de sus hijos me remite
a ti (cabezas que ruedan por el desierto como llantas de motocicleta en la
ciudad)
El infierno es una mueca que se
forma en las mejillas (el resplandor de cada día)
traigo fuego en el estómago el estiércol arde por
el mundo
Mañana es domingo
y no quiero amanecer
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