lunes, 6 de febrero de 2017

¿Alguna vez dije que te amaba?


Recorro las tiendas de outlet y no encuentro
Algo que vista a mi sombra
Subo escaleras y al llegar al techo recuerdo que dejé
 La taza de café en la mesa del rincón
ahí donde nos tomamos de la mano
Y me dices: eres frío como Siberia
Veo el cielo y la soledad es una gran nube en forma de muerte
Lloro y recuerdo tus pies a la orilla del abismo
¿Por qué nunca saltas?
Iría tras de ti con alas de cera y al alcanzar tus pies
Los besaría con mis labios de invierno
Besaría tus pies de sangre que caminan por las piedras del volcán
Tus pies de arena
Cangrejos suicidas en la espuma del mar
¿Alguna vez dije que te amaba?
Tengo preocupaciones infinitas
Y aún así hace muchos años en el hotel Goya
Te leí el WalkingAround y usaste tu sostén
Para limpiar lágrimas y sudor que se manifestaban
En la frente y en la barbilla
Sucede que ese día no cogimos
Sucede que estoy cansado de ser un panteón
Lleno de cuervos y de flores amarillas
Sucede que estoy lleno de recuerdos y desgracias
Que por momentos llegan como lluvia
A mis manos temblorosas

¿Alguna vez dije que te amaba?
Quisiera saberlo
Saber que mis palabras no tienen complicaciones y son reales
Como lo son las balas y los soldados
Como son las chicas nazis del metro insurgentes
Como lo es el floripondio y la amapola
Quisiera tener pétalos en vez de uñas  
Quisiera que Ratzinger se balaceara el alma con su luger
Quisiera que hubiera paz mundial como lo desea la miss México
Y que Hugo Chávez no fuera tan feo
Quisiera ser un barco de papel
Quisiera verte la cara sonriendo como un ancla navega
Nadando con calma
Quisiera saber si alguna vez dije que te amaba
Quisiera ser una guayaba en tu boca
Una guayaba de otoño
Cortada por un campesino tuerto
Ayer te dije que un relámpago
Mató a un colibrí que comía de las flores de nuestra ventana
Te dije que el sol dejó ciega a una monarca mariposa
Que salía de su capullo
Hace unos años me encontraba asustado
Debajo de una piedra
Y vi tus piernas largas y me subí a ellas
Y ellas me apretaron mucho que me puse rojo
Y así rojo llegue a tu abdomen en donde tienes tatuada
Una calaverita de azúcar
Subí hasta llegar a los girasoles de tu cuello
Y ahí fue cuando mi voz (que sólo era un grito)
Que despertaba de un mal sueño te preguntó:

¿Alguna vez dije que te amaba?



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